IGP Castelló: el resurgir de la patria del Carlón
Después de décadas en las que el cultivo de vid para vinificación era prácticamente residual, un grupo de viticultores del interior de la provincia de Castellón decidieron recuperar un cultivo que, si bien en siglos anteriores gozaba de una merecidísima buena reputación por medio mundo, sobre todo gracias a un tipo de vino, conocido como Carlón, que recorrió los cinco continentes durante más de tres siglos, su auge se había ido apagando desde comienzos del siglo XX por ‘desastres naturales’ (la plaga de la filoxera que asoló el viñedo en la provincia y al que solamente resistieron algunos híbridos productores directos) y por ‘decisiones administrativas’ (la prohibición de la plantación y venta de estas cepas y el consumo de vinos producidos por las variedades híbridas contemplada en la Ley del Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes de 1971).
Así, y gracias también a la dirección y ayuda de la Consellería de Agricultura se consiguió crear y reglamentar la ‘Indicación Geográfica Vins de la Terra de Castelló’. Esta figura de calidad designa los vinos obtenidos íntegramente de uvas producidas dentro del área compuesta por los terrenos aptos para la producción de uva de vinificación emplazados dentro de tres subzonas vitivinícolas denominadas Alto Palancia-Alto Mijares, Sant Mateu y Les Useres-Vilafamés. Actualmente se cultivan en estas tres zonas alrededor de seiscientas hectáreas de viñedo de variedades tanto foráneas como típicas de la zona.
Hace unos años, y tras la adaptación a las normas de la Comunidad Europea, la denominación oficial para los vinos elaborados al amparo del colectivo es la de ‘Indicación Geográfica Protegida (IGP) Castelló’. Superado este trámite, los técnicos del consejo regulador ya trabajan en seguir justificando su adaptación a las estrictas normativas que impone la Unión Europea para la obtención de la Denominación de Origen Protegida.
El buen trabajo realizado tanto en la parte de la viticultura como en bodega y el reconocimiento por parte de los consumidores ha empujado a otros elaboradores a adherirse a la IGP, y con las últimas incorporaciones son ya dieciséis las bodegas que forman parte del organismo.
El mercado local sigue siendo el principal destino de los vinos comercializados con el sello de la Indicación Geográfica Protegida (cuatro de cada cinco botellas se consumen en la Comunitat Valenciana), pero en los últimos años la exportación ha repuntado notablemente al alza, con lo que las bodegas castellonenses confían en seguir creciendo en un sector en el que hoy por hoy prima lo autóctono, la sostenibilidad y la tipicidad, señas de identidad del colectivo de productores vitivinícolas de Castellón.
Bodegas IGP Castelló
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