El origen de la desolación

Los vecinos piensan que la reforestación será muy lenta y dudan de la gestión llevada a cabo durante las labores de extinción del fuego Las redes de alta tensión dificultaron el trabajo de los helicópteros desplazados a la zona


Una de las zonas carbonizadas por el incendio en Cortes de Pallás.
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la agricultura y el tursimo de cortes de pallás son los sectores más perjudicados por el fuego

13 %

Superficie quemada en el término

1.341 » Habitantes

64 » Parados

234,6 km2 » Superficie

4 » Días sin teléfono

José Ferrer

Los vecinos de Cortés de Pallás, donde tuvo su origen el incendio que afectó a 28.000 hectáreas de 13 municipios de las comarcas de La Hoya y de la Ribera Alta, dudan sobre la futura regeneración de los montes afectados. Temen que sea lenta y que haya que recurrir a la repoblación para volver a ver pinos dentro de mucho tiempo.

Los montes de pedanías como Otonel y El Oro es el tercer incendio que sufren en 28 años. Tomás Juan recuerda la finca que tiene su familia en Otonel «antes de 1984 la explotábamos y hacíamos cortas de unos 2.000 pinos cada 7 u 8 años. Desde entonces no hemos vuelto a ver un pino. Ahora el monte empezaba a recuperarse del último incendio y otro fuego lo ha arrasado todo».

Otra opinión muy extendida entre los vecinos es la duda sobre la gestión forestal que se realiza en el monte «se hacen cortafuegos pero la madera se muele, no se retira y acaba convirtiéndose en pólvora. Hace mucho años la gente hacía carbón en pleno verano y encendía para hacer su comida y nunca vimos un incendio tan grande como los de los últimos años», asegura Tomás. No entienden como se deja crecen en las zonas de seguridad plantas, que a pesar de pertenecer a especies protegidas, acaban convirtiéndose en leña para avivar el fuego y evitando que los cortafuegos cumplan su función.

Eduardo Arcoba es partidario de educar a la gente en el respeto al monte «a veces hacemos imprudencias sin querer, como la del origen de este fuego. No tenemos la suficiente educación y provocamos daños sin darnos cuentas, si nos enseñaran evitaríamos algunas catástrofes». Este jubilado es partidario que se permita a gente del lugar participar en las tareas de extinción junto a las brigada para guiarles por el terreno «que conocen en profundidad». En este sentido, asegura que hace años «era la gente del pueblo la que apagaba los incendios, ayudados a veces por militares».

Antonio Castiblanques, concejal del ayuntamiento, afirma que el municipio «ha dado un paso atrás» el fuego «va afectar al turismo» y de inmediato «a los agricultores». En la pedanía de El Oro, aclaró, «las explotaciones agrícolas que no han quedado afectadas por el fuego están recibiendo la visita de animales salvajes que no tienen otras zonas donde encontrar vegetación verde y entran en ellas a comer provocando grandes daños». Se han planteado vallar, pero dudan que sea suficiente, que acaben en tierra por la presión de los animales en su afán de encontrar la comida que ahora escasea. Sobre los daños en la agricultura matizó que afectan a explotaciones de olivo y almendro principalmente «son parcelas muy pequeñas por la orografía del terreno y arden entras con facilidad» no como las grandes, donde la llamas sólo afectan al perímetro y no a su conjunto. También han resultado afectados algunos apicultores.

En la aldea de El Oro se han quemado un par de almacenes con material apícola y colmenas en el monte. El fuego también ha perjudicado al patrimonio municipal «hemos perdido una nave industrial de 1.600 metros cuadrados que teníamos preparada para realizar un proyecto relacionado con la biomasa», recalcó el edil. En cuanto a la extinción del incendio, explicó, que las condiciones para la propagación del fuego «eran muy favorables» y la presencia de los medios de extinción terrestres «fue rápida» pero el viento atizó las llamas, «corría tan rápido que tardó menos tiempo en recorrer dos kilómetros montaña arriba, que un vehículo por carretera». Otro problema fueron la redes de alta tensión «cerca del origen del fuego los helicópteros no podían echar agua, o tuvieron que hacerlo desde mucha altura, por el gran número de tendidos eléctricos que había en la zona».

Testimonios

Antonio Castiblanques, concejal

«Uno de los problemas que tenemos que resolver con más premura es evitar que la fauna salvaje de la zona se coma los cultivos que no se han quemado con el fuego»

Tomás Juan, jubilado

«Se hacen cortafuegos pero la madera se muele, no se retira y acaba convirtiéndose en pólvora. Hace años la gente hacía carbón en verano y lo encendía y nunca vimos un incendio tan grande».