Carlet pierde la montaña 18 años después

«Hemos perdido más alma que bosque», explica un vecino para resumir lo que ha dejado el paso del fuego en Carlet. Las llamas han arrasado espacios que forman parte de la memoria colectiva desde hace generaciones, enclaves que reverdecían y ya casi olvidaban el incendio de 1994.


un chalé rodeado de decenas de pinos quemados en la partida del Pi la Cabra de Carlet. Vicent M. Pastor
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Las llamas dejan Carlet sin la mayor parte de su masa boscosa y sus mejores paisajes

148

Hectáreas quemadas en 24 horas

200 » Afectados

15.527 » Habitantes

1.734 » Desempleados

45,6 Km » Superficie

1.000 » Desalojados

4 » Días evacuados

Carlos Alós

­El número de hectáreas arrasadas por el incendio en Carlet no da para un gran titular: 148, pero las llamas han convertido en un paisaje lunar una zona que sí permitía al menos vender una postal del término. Se ha perdido el enclave montañoso repleto de pinares que comenzaba a teñirse de verde mientras olvidaba la pesadilla del incendio de hace 18 años, que ya solo recuerdan quienes sobrepasan la cuarentena.

Es la zona donde el caminante se adentra en el termino de Catadau y también confluye el de Tous, donde todos los caminos conducen al Quencall, junto a la montaña de Matamón, esa especie de faro que se vislumbra a 30 kilómetros a la redonda sobre la planicie ribereña y que forma parte de la memoria colectiva de la gente: de las excursiones y acampadas primaverales o de las noches de verano a la luz de la luna llena. «Se ha perdido más alma que monte», resumía esta semana un vecino de Carlet.

Hoy no queda nada. Ennegrecida sigue arriba la gran cruz de una tonelada de hierro galvanizado que unos 400 vecinos subieron a mano y pieza a pieza para encajarla en lo alto de la cima hace algo más de un año.

Matamón, cuya fotografía de Aitor Navasquillo con la postal verde superpuesta sobre el gris oscuro se ha convertido esta semana en una especie de símbolo de la tragedia en las redes sociales, es también uno de los pocos montes de la comarca desde el que se divisan los cuatro puntos cardinales de la Ribera: de Turís a Cullera y desde el puerto de Càrcer a la torre Espioca.

«Tendrán que pasar 20 años»

Dentro del término, numerosas partidas se han visto afectadas: Corral del Pansero, Pi la Cabra, Tislar, la Parra hasta el término de Tous o la Casa Blanca. Unos 300 chalés y un millar de vecinos desalojados durante cuatro días acaban por encuadrar la tragedia.

«Ha quedado hecho un desastre y pasarán más de 20 años hasta que podamos ver el monte como estaba y nuestros hijos están condenados a ver esta imagen en negro mientras crecen. Yo también he ido con los juniors decenas de veces y ver ahora cómo ha quedado Matamón o el Pi la Cabra es para llorar», explica Empar Nogués, que tiene una vivienda en este último enclave.

Pero pese al escaso número de hectáreas quemadas, que ha permitido a los gobernantes locales tratar de minimizar los daños remarcando que Carlet es el municipio menos afectado de la comarca, la verdad es que faltaron medios en la extinción y la mayoría de los vecinos no tiene ninguna duda: El gobierno valenciano decidió concentrar todos los esfuerzos en los parques naturales de Cortes y la Calderona y por Carlet, como en Tous, Catadau, Llombai, Montroi o Turís apenas aparecieron un par de aviones en los peores momentos del incendio. «Esto lo han salvado los militares y si no se hubiera quemado todo, con un helicóptero y no hacía falta más lo hubieran frenado en Matamón. Si ha llegado hasta aquí es porque no había medios aéreos», señala uno de los vecinos de la zona.

Tantos medios faltaron que el Ayuntamiento de Carlet se vio obligado a reclamar voluntarios para ayudar en las tareas de extinción e incluso a pedir el apoyo de tanques de agua, pulverizadores y motosierras. Rodrigo Martínez, que tiene un chalé en lo alto del Pi la Cabra, fue uno de ellos. «Subimos con los bomberos y lo primero que noté fue una nube negra de humo que lo envolvía todo y ruido como pequeñas explosiones, que se me quedó grabado. El humo se cogía a la garganta», recuerda.

Y al quinto día de que el incendio quedara extinguido se ha abierto la guerra política entre los dos partidos mayoritarios del municipio, el PP y el Bloc.

El PP defiende que durante la catástrofe, Carlet ha contado con un amplio despliegue de efectivos de diferentes organismos y niega que el Consell haya ninguneado al municipio para centrarse en zonas de mayor valor ecológico. Los populares creen que el Bloc antepone sus intereses políticos de oposición al reconocimiento a las personas que se han jugado la vida por sofocar el fuego de Carlet, mientras el Bloc mantiene que la Generalitat abandonó al municipio durante el incendio y que gracias a los voluntarios y a los muchos que accedieron sin permiso se logró mitigar el avance del fuego.

El PP afea a la portavoz del Bloc que no acudiera a la reunión con el conseller Serafín Castellano —la edil del Bloc no tiene sueldo municipal como sí tres miembros del equipo de Gobierno— y la portavoz de la oposición cree que Crespo antepone los intereses del PP a los de los vecinos de Carlet.

Testimonios

Empar Nogués, vecina del Pi la Cabra
«La pinada había resurgido desde el anterior incendio y ahora hay que volver a empezar y habrá que esperar 20 años»

Carmen Boils, vecina de Guadassuar con chalé en Carlet
«Nunca pensé que el fuego llegaría hasta aquí. Los bomberos y los voluntarios han salvado el chalé, pero se han quemado los árboles»

Rosa Mari Nouselles, vecina del Pi la Cabra
«Es lastimoso ver cómo ha quedado, es como si fuera la Luna, llevamos días que sólo hacemos que limpiar porque está todo negro»

Rodrigo Martínez, voluntario para la extinción
«Creo que hicieron lo correcto y evacuaron a los propietarios cuando tocaba. Si no hicieron más es porque hubo muchos incendios ese día»

Ana Boch, vecina de Carlet
«Cuando nos hicieron bajar nadie pensaba que el fuego llegaría hasta aquí y mejor que no hayamos estado. Da pena ver los árboles así»