Teresa pierde su única baza turística

El municipio se queda sin decenas de partidas, fuentes, pinar y carrasca en el incendio más dramático de su historia


Superficie arrasada por el fuego, días después de darse por controlado.
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Las consecuencias y los hechos más trágicos

70%

Superficie quemada

294 » Habitantes

17 » Parados

19,9 km2 » Superficie

2 » Días sin teléfono

1 » Acceso cortado

300 » Evacuados

Ana Monleón

Con la vista puesta en un futuro desesperanzador a nivel turístico y tres cuartas partes de su término municipal arrasado por las llamas, los vecinos de Teresa conviven ahora con un paisaje desolador marcado por el paso del fuego. Un inmenso manto negro cubre lo que calcinó el fuego a su paso en poco menos de 24 horas e hizo pasar los momentos de angustia y desesperación más grandes vividos nunca por la mayoría de tereseros. Su desalojo comenzó a las 16:00 horas de la jornada del sábado 30 de junio cuando el fuego, por la parte del término lindante con Sacañet, entró con virulencia por el Alto Chan arrasando cientos de hectáreas que hoy son cenizas y pino quemado.

Importantes partidas como las de las Nomillas, la Font Cubierta, el Alto de la Ombría, el Barranco Jalvi, el Berro, el Alto Chan, el Mas de Cervera, la Palanca, la Rinconada, el refugio del Agua o el Alto o fuentes como la del Berro o la del Mas de Cervera y corrales como el de la Font Cubierta y el de la Palanca se han visto afectados por unas llamas que apenas se quedaron a 150 metros del núcleo poblacional de este municipio palantino en el que la indignación reinó durante los días posteriores a su evacuación. Tras dos días fuera de sus casas, sus 300 vecinos regresaron a sus hogares con la pena en el corazón y la alegría de ver que finalmente se habían salvado de la quema sus bienes. De ellos, algunos fueron alojados en Viver gracias a la solidaridad del ayuntamiento vecino que, durante una noche, habilitó la escuela hogar para que los evacuados de Bejís y Teresa pudieran pernoctar allí. La mayoría fueron acogidos por familiares y amigos hasta que «la pesadilla terminase».

Sin embargo, no dudan en considerar que la tarea de que el fuego no llegase hasta el municipio fue gracias a la labor de unos 20 vecinos que, durante día y noche, trabajaron con sus tractores cuba evitando que el fuego entrase por la Palanca y la Rinconada hasta las primeras casas del núcleo poblacional. Unos auténticos héroes que vivieron momentos muy duros y que consiguieron salvar al pueblo de este devastador incendio. Peor suerte corrieron las alrededor de 1.400 hectáreas de matorral, pino y carrasca que, en poco más de una tarde y con un viento cambiante, se convirtieron en un paisaje desolador con las peores consecuencias para el ecoturismo en el municipio.

Rutas senderistas como la de la subida de la fuente del Berro o la del Refugio del agua, en la que se puede observar un refugio construido durante la guerra que por contar con agua se quedó a medio construir, son solo algunas de los senderos que han cambiado su imagen verde por el color negro. Unas consecuencias que, evidentemente, comenta el teniente alcalde, Manuel Gil, «seguro tendrán consecuencias negativas en el municipio».

Y es que, para Gil, si el futuro de estos pequeños pueblos de interior «y nuestra baza turística, por decirlo de alguna manera, era la naturaleza en la que estábamos enclavados, ahora el paisaje resulta devastador y muy poco atractivo». «Verlo –continúa– da total impotencia y pena, y el sentimiento de entrar a Teresa y ver cómo está la situación te deja el ánimo por los suelos». Además de pinar, matorral, carrascas y coscojas, varias hectáreas de cultivo de almendro y olivos también han sido calcinados. Su alcalde, Ernesto Pérez, no ha dudado en pedir responsabilidades y denunciar la descoordinación absoluta de las labores de extinción, así como la falta de medios para apagar un incendio que ha hecho que su término municipal haya quedado prácticamente arrasado por el fuego.

Testimonios

Emilio Alcaide, vecino                                                                                                «Los vecinos que nos quedamos tuvimos que estar trabajando duro durante los días críticos para salvar al pueblo de las llamas».

Manuel Zorío, vecino
«Da muchísima pena ver cómo está ahora todo quemado cuando miras el monte y entras a Teresa».

Esteban Montesinos, vecino
«El incendio se veía muy mal, hizo mucho viento e iba todo muy rápido. Tuvimos que salir dejándonos todo».

Luis Montolio, vecino
«Cuando estaba en casa y me llamaron para salir del pueblo yo no quería dejarlo, pero la mujer del alcalde vino a llevarnos a mi mujer y a mí y yo me quedé».

Mercedes Zorío, vecina
«Una vez pasado, no olvidaré los momentos en los que tuvimos que sacar a la gente del pueblo porque nos evacuaron, fue muy difícil».